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De 2011 hasta 2017 profesionales y técnicos y técnicas de diferentes áreas se unieron a pobladores Wichí y pequeños productores Criollos para estudiar los mamíferos medianos y grandes del Chaco Seco. Este trabajo fue llevado a cabo en una zona conocida como Impenetrable, en el Departamento de Güemes (una porción del área estudiada fue luego convertida en el Parque Nacional Impenetrable). En este trabajo todas las personas que participaron contribuyeron a definir los objetivos y los métodos de campo para colectar los datos. Para esto se realizaron talleres de consulta y co-construcción, que se llevaron a cabo respetando la horizontalidad, los métodos de decisión de las culturas locales y los procedimientos de consulta establecidos por la ley.

Los talleres continuaron a lo largo de toda la experiencia, realizándose uno o dos por zona por mes, y fueron de suma importancia como espacios de intercambio de saberes.

Para colectar datos, las personas locales completaban planillas con información sobre las especies que detectaban, el tipo de rastro, el sitio donde la vieron, si la cazaron o no y el tipo de ambiente en donde tomaban los datos. Llevó meses estandarizar la toma de datos y durante este proceso, muchos participantes locales aprendieron a tomar datos con rigurosidad científica, utilizar cámaras de foto, GPS, imágenes satelitales y herramientas básicas de computación.

Mientras tanto, profesionales y técnicos/as aprendían a detectar con mayor eficacia rastros y senderos de animales silvestres, la importancia de ciertas especies animales y vegetales en las dietas y medicinas locales, el componente espiritual que tienen diferentes especies animales según los saberes locales, los manejos y regulaciones ancestrales de la cacería y los sitios de caza prefijados para ciertas comunidades o grupos. De una salida al campo con los cazadores Wichí, una persona que trabajaba en la parte técnica del proyecto relata:

No puedo decir lo que más me asombró o gustó o me hizo crecer durante el monitoreo participativo. Cada día aprendí algo nuevo. No es que era fácil porque a veces teníamos que andar 25 km en bicicleta para llegar a un taller. Pero después valía la pena… Realmente hay tantos universos como culturas y es muy grave destruirlas porque perdemos mundos enteros (…) si tuviera que elegir una experiencia entre todas las que vivimos, me quedo con la tarde en que fuimos con cazadores Wichí a un área de cacería muy importante para ellos. Esta área hoy en día está adentro del Parque Nacional Impenetrable pero en esa época no era parque. La cosa es que caminamos por un pastizal hermoso, los pastizales nativos están en extinción y es una pena porque son una maravilla natural. Caminamos mucho muestreando vegetación y acompañando a los cazadores. Y de repente nos damos cuenta que hablan entre ellos, miran para todos lados… nos habíamos pasado un sendero que teníamos que seguir para salir del bosque mientras aún fuera día. Si volvíamos atrás no nos daría el tiempo así que ellos decidieron acortar camino por el bosque. Sin sendero. Y a paso apurado empezamos a caminar. Caminar rápido en los bosques chaqueños es muy difícil porque hay arbustos, bromelias en el piso -que son plantas que pinchan- y además, ya estábamos cansados. Y mientras los técnicos nos caíamos y tropezábamos y poníamos toda la energía en ir rápido sin lograrlo, los cazadores parecían flotar suevemente entre la vegetación. Como las mujeres cuando colectan frutos y chaguar con sus polleras de colores, los cazadores se movían por el bosque con una agilidad que nunca vi. Jamás tropezaban e iban tan rápido que por ratos no les veíamos. Notamos además que entre ellos se separaban a veces para buscar el mejor camino a través del bosque y que cuando lo encontraban, se llamaban unos a otros con suaves golpes en los troncos de los árboles. Golpes que yo, estando al lado de quien los hacía, no llegaba a escuchar de lo suaves que eran. Así hablan entre ellos también, tan bajo que nosotros -los blancos, como nos dicen ellos- no escuchamos nada ¿Cómo pueden oir esos golpecitos en los troncos que hace otro cazador a 20 o 50 metros separados por densa vegetación? Salimos del bosque con el último rayo de sol…

Volviendo al monitoreo participativo como método de muestreo, este trabajo permitió detectar la presencia de más de 40 especies de vertebrados medianos y grandes (>0.5 kg). Muchas de las especies detectadas están amenazadas de extinción, tal como el quimilero. Al evaluar los datos de presencia, las y los investigadores encontraron que los mismos eran precisos y exactos y permitían realizar análisis estadísticos sólidos. Con este trabajo se sentaron bases clave para monitoreo especies de fauna silvestre a largo plazo (además de tener datos de monitoreo por más de 6 años consecutivos). Asimismo, con este trabajo se pudieron describir los ambientes naturales donde los animales eran detectados y mostrar a autoridades locales sitios de cacería y de uso clave para las comunidades locales.
El monitoreo participativo de fauna desarrollado por Proyecto Quimilero no solo permitió el desarrollo una herramienta de muestreo potente y efectiva sino que además mostró ser una plataforma importante de interacción, como espacio de co-construcción e integración social.

Otros métodos de muestreo

Además de colectar datos utilizando el monitoreo participativo de base local, Proyecto Quimilero realiza sus investigaciones utilizando cámaras trampa, entrevistas, sistemas de información geográfica y otros métodos.
Para detectar especies, las cámaras trampa brindan probabilidades de detección más bajas que con las entrevistas pero la precisión es del 100% si se eliminan los datos dudosos. Las entrevistas, por otro lado, mostraron ser un método adecuado para colectar datos de pecaríes en el Chaco Seco siempre y cuando los entrevistados sean cazadores. Por último, si bien Proyecto Quimilero ha trabajado realizando transectas, el método resultó demandar demasiada energía para finalmente obtener datos muy poco precisos.

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