No puedo decir lo que más me asombró o gustó o me hizo crecer durante el monitoreo participativo. Cada día aprendí algo nuevo. No es que era fácil porque a veces teníamos que andar 25 km en bicicleta para llegar a un taller. Pero después valía la pena… Realmente hay tantos universos como culturas y es muy grave destruirlas porque perdemos mundos enteros (…) si tuviera que elegir una experiencia entre todas las que vivimos, me quedo con la tarde en que fuimos con cazadores Wichí a un área de cacería muy importante para ellos. Esta área hoy en día está adentro del Parque Nacional Impenetrable pero en esa época no era parque. La cosa es que caminamos por un pastizal hermoso, los pastizales nativos están en extinción y es una pena porque son una maravilla natural. Caminamos mucho muestreando vegetación y acompañando a los cazadores. Y de repente nos damos cuenta que hablan entre ellos, miran para todos lados… nos habíamos pasado un sendero que teníamos que seguir para salir del bosque mientras aún fuera día. Si volvíamos atrás no nos daría el tiempo así que ellos decidieron acortar camino por el bosque. Sin sendero. Y a paso apurado empezamos a caminar. Caminar rápido en los bosques chaqueños es muy difícil porque hay arbustos, bromelias en el piso -que son plantas que pinchan- y además, ya estábamos cansados. Y mientras los técnicos nos caíamos y tropezábamos y poníamos toda la energía en ir rápido sin lograrlo, los cazadores parecían flotar suevemente entre la vegetación. Como las mujeres cuando colectan frutos y chaguar con sus polleras de colores, los cazadores se movían por el bosque con una agilidad que nunca vi. Jamás tropezaban e iban tan rápido que por ratos no les veíamos. Notamos además que entre ellos se separaban a veces para buscar el mejor camino a través del bosque y que cuando lo encontraban, se llamaban unos a otros con suaves golpes en los troncos de los árboles. Golpes que yo, estando al lado de quien los hacía, no llegaba a escuchar de lo suaves que eran. Así hablan entre ellos también, tan bajo que nosotros -los blancos, como nos dicen ellos- no escuchamos nada ¿Cómo pueden oir esos golpecitos en los troncos que hace otro cazador a 20 o 50 metros separados por densa vegetación? Salimos del bosque con el último rayo de sol…